martes, 25 de septiembre de 2007

La estrategia: repetir una frase

Una de las estrategias básicas publicitarias consiste en repetir una frase hasta la saciedad, aquella que deseamos colar en el subconsciente de nuestro receptor objetivo. Aznar gritaba: "váyase, Sr. González!". Lo repitó tanto... Y González se fue. Yo le estoy dando vueltas a LA frase , MI frase. Debe ser desiderativa pero realista. Contundente y certera. Corta y sencilla. La frase. Podría ser "el independentismo es lo opuesto al progreso y la igualdad". Voy a repetirla cien veces para que mi mente la diga sin pensar. Para que 1 de cada 10 frases sea esa. Me hacen falta altavoces, medios de comunicación masivos para que se reproduzca por doquier. Imaginen. Ahí está, en boca de contertulios, cerrando telediarios y abriendo editoriales. Ahí, junto a "hoy puede ser un gran día", otra gran frase que vale la pena recordar.

lunes, 24 de septiembre de 2007

¿Cada uno da lo que recibe?

Dice una canción de Jorge Drexler, uno de mis cantantes favoritos: "Cada uno da lo que recibe. Luego recibe lo que da". Quizás sea lo normal en el amor y hasta puede que en la guerra. Y si no que les pregunten a aquellos que hoy viven el conflicto árabe-israelí. Esta canción me vino a la memoria el pasado viernes, el día que se supo de las amenazas a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos. Una bala incrustada en su frente nadando en sangre ilustraba una de esas imágenes grotescas que a uno se le incrustan en la retina para luego acabar junto a tantas otras que querríamos olvidar. "Me recuerda a la imagen de Miguel Blanco", decía una colega. ¿Qué ha hecho C's y en concreto Albert para recibir semejante trato? ¿Expresar una opinión? ¿Diferir de la marabunta que aclama a los nacionalistas? ¿Denunciar los abusos de los políticos que los representan? Afortunadamete, ni C's ni Albert darán lo que reciben. Afortunadamente, la bajeza moral no es contagiosa.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Voy contracorriente

Qué le voy a hacer. Siempre me ha gustado ir contracorriente. Cuando estaba de moda estudiar inglés, yo le daba al francés (no, ese que está pensando no, el otro francés). Cuando estaba de moda llevar el pelo largo, yo me lo corté al rape (lo juro y tengo pruebas). Y cuando estaba en auge votar a Esquerra yo me afilié a Ciudadanos. No tengo remedio. Ahora, en mi partido lo de las corrientes está de moda. Contabilizo ya los cívicos, los de izquierdas pero liberales, los del teatro... Todos ellos son compañeros a los que en muchos casos conozco personalmente y aprecio. Y mucho. Y qué caramba, tienen derecho a asociarse y a promover ideas y actuaciones en una determinada línea ideológica. Y yo les apoyaré y seguro que hasta me incluyo en alguna. Pero no desde el enfrentamiento. No desde la lucha contra nadie. Calma y buen hacer, amigos. Es el momento de ir contracorriente y no dejarnos influir más que por lo que consideramos justo y bueno. Luchemos juntos, desde corrientes o desde fuera de ellas, pero todos a una, que somos más fuertes.

martes, 18 de septiembre de 2007

Amigo o enemigo

Me gusta cuidar a mis enemigos (alguno tengo, sí) porque ellos tienen la cualidad de hacerte la vida imposible si tú les dejas y, a veces, incluso aunque no les dejes. ¿Pero quiénes son nuestros enemigos? A veces no es fácil identificarlos. Los hay que transmutan de querido en odiador a la primera de cambio, y te pillan a contrapié, sin armas ni coraza. Y eso duele... Los hay que se declaran enemigos incluso sin conocerte, por referencias, aupados en el rumor que, cual alfombra voladora y traidora, corre por los pasillos y no encuentra apoyadera. Y eso duele... Los hay que, amparados en un sectarismo del que no podrían desprenderse aunque quisieran, te adscriben a un grupo enemigo, sin valorar tus actos ni tus ideas, que poco cuenta. Y eso, también duele. En todo caso, empiezo a hartarme de ataques y diretes, de los que te etiquetan de enemigo porque les conviene y allá van. Todos a una como Fuenteovejuna. Más de uno debería reflexionar sobre si Ciudadanos es de verdad su enemigo. Yo por mi parte, he preferido siempre considerar a los demás posibles amigos hasta que se demuestra lo contrario. Me llegan informaciones de ataques orquestados, que me suenan a cantos de sirena loca. Locos deben estar los que son capaces de atacar cual furibundo enemigo algo que ha costado tanto poner en pie, que tan indispensable es en el panorama político español y que algunos incluso ayudaron a construir.

lunes, 17 de septiembre de 2007

¿El País es mi diario?

Así lo creía. Fue bonito mientras duró, pero desde hace algunos meses la cosa ha ido de mal en peor hasta enfriar una relación que parecía sólida, fiable. Yo le apreciaba porque a mí siempre me han gustado las izquierdas, qué le vamos a hacer. Y así, baradita hacia la izquierda, me sentía feliz entre sus páginas, creyendo que sus textos rezumaban transparencia y su verbo la verdad. La verdad. Bonito palabro. Y extraño, muy extraño. La verdad no debería cambiar, debería ser una, inamovible y certera. Sin embargo, tiene la curiosa costumbre de transmutar de un diario a otro. Todos se la apropian y ella, zalamera, con ninguno se queda. Empiezo a pensar que la verdad es un poco puta, ustedes disculparán, pero va a ser que estoy resentida (o quizás no es que lo esté sino que lo soy) y estoy muy de culo con la verdad, ustedes entenderán. Me explico: los diarios informan. La información es verdadera. La verdad es una. Ergo todos los diarios informan lo mismo. Pues no: obviando el tema de las columnas de opinión (que aunque se acogen a la verdad, se quedan en mera visión subjetiva y tamizada), los diarios dan una misma noticia de forma tan diferente que asusta. O al menos a mí me produce terror. Pero casi peor es ningunear la verdad, porque si ocultamos la verdad producimos desconocimiento, ocultamos, negamos, borramos. Y eso es lo que está haciendo El País. Yo, afiliada a Ciudadanos desde las Autonómicas, he tenido que irme a El Mundo para poder leer noticias sobre mi partido. Cero. Eso es lo que habla El Páis sobre C's. Cero. La verdad no existe. A alguien estorbamos.