La política no me interesa. Me lo decía este fin de semana un familiar. Es un mundo turbio, aseguraba, de intrigas, y encima es aburrido (esto me choca con lo anterior, caramba).
La política no existe, existe "el que se dedica a la política", es decir, "el político". Nos convertimos en político cuando dedicamos parte de nuestro tiempo a la defensa de un ideario político, militemos o no en un partido. En mi opinión, todos deberíamos ser un poco políticos, y tener las ideas lo suficientemente claras como para atrevernos a defenderlas en voz alta. A veces es una cuestión de generosidad y otras de rebeldía. A veces los políticos son ambas cosas: rebeldes generosos y esos son los mejores. Por eso me sorprende tanto ver a veces en este mundillo a personajillos ambiciosos que no dudan en hacer uso de la conspiración, la maledicencia, la burla o el escarnio y la corrupción, en su papel como políticos. No dudarán en embolsarse un dinerillo con malas artes, en perjudicar a un compañero al que odian, o en construir una mentira para tumbar a un adversario. Los hay en todos los partidos y son los culpables de que mucha gente tenga en tan mal concepto la política. Son como Voldemor o Dark Vader, son la fuerza oscura, y lo único que pueden hacer los otros políticos, los rebeldes y generosos, es denunciarlos y someterlos al escarnio público. El político debe ser un ejemplo a seguir, un modelo de ciudadano.
martes, 9 de diciembre de 2008
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1 comentario:
¡Qué razón tienes! según leía tu post, iba viendo claramente las caras de ciertos personajes, que los hay en todos los partidos. En el que yo estoy conozco algun@s que encajan perfectamente con esa descripción, los que se pasaron al "lado oscuro de la fuerza". Quizás su fuerza sea ahora mayor, pero algún día se volverá en su contra. Quienes continuamente están tratando de boicotear a esos políticos rebeldes y generosos a la vez, algún día caerán. No tengo la más mínima duda de ello.
¡Animo, Josefina!
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